I WANNA DO BAD THINGS WITH YOU [Rustam]

Llevaba unos meses alejada de todo. Había tenido cosas que hacer. Mi hermano Klaus me había obligado prácticamente a acompañarlo en uno de sus viajes en busca de una cura para el vampirismo. Por suerte, no habíamos tenido éxito en la expedición. Y digo suerte, porque yo soy muy feliz siendo como soy. Me encanta matar humanos, beber sangre, vivir de noche, ser hermosa e inmortal. Mis deseos hechos realidad. Ser presa del deseo de sangre fresca era el pequeño precio a pagar. Pero ni siquiera me importaba. A mi me gustaba ser así. Llevaba por tanto un tiempo alejada de toda la gente que conocía, aunque en realidad eso tampoco me interesaba, no sentía ningún afecto por ninguna de esas personas. Salvo una. Rustam. Al que no veía desde hacía unos meses. La última vez que habíamos hablado incluso la palabra matrimonio había formado parte de nuestra conversación.
Y es que, a pesar de ser tan oscura y mala como puedo ser algunas veces, el amor es mi debilidad. Necesito sentirme querida. Así funciono yo. Y eso era lo que tantos problemas me había traído a lo largo de mi existencia. Sabía que él estaba en París. Alojado en una exclusiva Suite de un hotel con unas vistas exquisitas. Frente a la Torre Eiffel. No esperaba menos de alguien como él. Me había informado, incluso lo había seguido con la intención de sorprenderlo.
Me había comprado esa mañana un conjunto de lencería exquisitamente sensual y provocativa. Casi toda transparente. Un corsé de encaje negro, que resaltaba mi pálida piel, alzaba mis pechos, y unas braguitas a conjunto, además del liguero.
Por encima no me había puesto ropa, tan solo una gabardina oscura. Perfectamente abrochada. No quería fastidiar la sorpresa.
En cuanto estuve lista fui hasta el hotel. Era de noche. Faltaban pocos minutos para la media noche. La luna llena iluminaba la ciudad, junto con las luces de la hermosa torre y de los jardines que la rodean. Sonrío. Siempre me ha gustado París. A pesar de que era uno de los lugares en donde más estragos había hecho. Entré al hotel y el portero, babeante, no conseguía apartar la mirada de mi. sonreí satisfecha. Me gustaba causar esa sensación.
Subí en el ascensor hasta la planta en la que él estaría. Una de las últimas. Taconeaba nerviosa sobre el suelo. Estaba ansiosa por verlo. Y en cuanto salí del pequeño ascensor recorrí él pasillo hasta llegar a la puerta del fondo. Una puerta demasiado grande. Llamé con los nudillos. Con suavidad. Tardó un poco, pero en cuanto abrí y lo vi sonreí como una idiota. Se me quedó mirando, como si fuese un espejismo. Como si no me conociera, o mejor aún, como si fuese del todo una sorpresa agradable para él.
Entro, sin que ni siquiera me hubiese invitado. Esperaba no encontrar a ninguna de sus presas femeninas en la suite. Esta noche lo quería sólo para mi. Con velocidad propia de los de nuestra raza, estaba a su espalda, deposité un suave beso en su cuello. Y en cuanto se giró para atraparme, ya estaba en la otra punta de la sala. - Pareces sorprendido... - comienzo a decir - cualquiera diría que no te alegras de verme... - y justo cuando digo eso, como con repentina brusquedad aparece justo a mi lado, rodeando mi cintura y apretándome contra su cuerpo. Sonrío. Echaba de menos eso. Su tacto, su calidez. Su fuerza.
Entonces me separo un poco, colocando con suavidad las palmas de mis manos sobre su camiseta, sobre su pecho. Lo miro a los ojos. Entonces con nuestra fuerza característica lo empujo y cae sentado sobre uno de los sillones. Se sorprende por mi brusquedad, pero la sonrisa en su rostro indica que le gusta. - Hace mucho calor aquí... - murmuro. Y lentamente me saco la gabardina, dejando a su vista mi cuerpo casi desnudo solo cubierto por la fina lencería. Sus ojos brillan. - Siento ser tan brusca.. pero comprenderás.. que.. después de meses sin ver a tu prometido, una mujer como yo siente deseos y necesidades... - en un abrir y cerrar de ojos estoy sentada sobre sus piernas. Rodeo su cuello con mis manos y comienzo a besar su cuello, ascendiendo por su mentón y llegando a sus labios. - Te he echado de menos... - y entonces mis labios se funden con los suyos en un salvaje beso, lleno de necesidad, de deseo, de tentación, de pasión, y porqué negarlo, de cariño.

Lúgubre noche aunque no tan obscuras como la de mi bella Rusia, París parecía un cuento de hadas al lado de mi Rusia, pero debía de estar aquí.. alguna de las empresas que llevaba como embotelladora de vino.. tenían algunos desfalcos.. cosa que resolvería a la tarde siguiente de mi llegada.. por ahora deseaba solo "descansar" no es que lo necesite pero se vería muy mal que el dueño de las empresas vinicolas tuviera tanta energía después de un viaje largo.. había traído algunos libros estaba en el periodo de legislaciones.. de leer sobre ordenes judiciales y también algunas leyes, litigios y cosas que me ayudarían a llevar mejor mis negocios, ya no quiero depender de abogados que solo me hacen perder dinero..
Al llegar al hotel... el mejor del centro de parís.. la suite nupcial o para presidentes fue lo mejor que había conseguido.. no se adaptaban en completo con lo ostentoso que era mi mansión en Rusia pero seria lo suficiente para la semana de investigación y revisión.. solo me quite el saco.. que en verdad solo era una molestia por el calor intenso que en este lugar puse el aire acondicionado... y me tumbe en la cama sujetando el libro a leer, pero en cuento lo moví, la foto de Rebekah salio de entre las hojas..
Foto

Spoiler:

La tome entre los dedos y repase su hermoso rostro y el maravilloso escote de su vestido.. y cerré los ojos suspirando sin saber aun porque lo hacia.. porque en realidad no necesito ni respirar mucho menos suspirar.. es la añoranza me imagino... y la acomodo sobre la almohada de mi cama y decido comenzar a leer.. pero en menos de lo que me imagino.. un sonido me interrumpe... debe de ser el servicio al cuarto de cortesía.. siempre a los que toman este tipo de suite le entregan fruta o algo de comida como regalo del hotel.. deben quedar bien no? me levanto con todo el hastió de tener que sonreirle y fingirle.. y con la lentitud que un humano tendría al abrir la puerta de su habitación.. abro la puerta y me quedo helado.. es un sueño de seguro.. es solo mi imaginación y cuando menos me de cuenta sera una horrenda empleada del hotel que me ofrecerá alguna cosa de beber o comer.. parpadeo un poco y ella entra sin que yo me mueva ni un milímetro.. hasta que cierro la puerta y ahora puedo saber que es ella.. se mueve por la habitación su hermoso cuerpo se contonea de un modo que no dejo de mirar.. es ella mi vampira la dueña de lo que alguna vez tuvo vida.. me apresuro a abrazarla y tenerla para mi.. ansió poder besarla y acariciarla y que no se vaya jamas de mi lado.. hacia unos meses que había hablado con ella y aun tenia en mi mente esa idea de hacerla solo mía.. y de nadie mas.. no solo en cuerpo si no en documentos que a los humanos tanto les importa, pero nuestro pacto seria mucho mas.. contundente.. seria ante la obscuridad de nuestras leyes.. me separo de ella y quería sujetarla con fuerza y no dejarla irse pero cuando sentí lo que hacia sonreí aun cayendo de espaldas al sillón la deje ser ella, eso me encanta y me excita y cuando mire todo lo que había para mi en ella... reprimir mis deseos de sujetarla contra el sofá y desnudarla.. porque quería ver lo que ella había preparado.. Los besos me seducían y toda ella es mi obsesión.. sonreí entre besos y besos y después la acerque un poco mas a mi y sentí todo su cuerpo mas en mi.. ahora deseaba haber llegado y quitarme la ropa para estar casi en la misma situación.. mis manos pasan por su espalda y llegan hasta sus glúteos apretándola mas sobre mi miembro pero son mis labios los que la hacen mía.. porque la beso ahora con una pasión salvaje porque la extrañaba tanto..
-Como no me daría gusto verte aquí.. junto.. muy junto a mi preciosa..-
Acomode su cabello un poco para ver su cara y mis manos subieron a su mejillas y la acerque besandole cada una de las mejillas y después sus candentes labios.. mi cuerpo bajo el de ella se movía apenas con suavidad.. hasta que despegue mis labios de los de ella y le sonreí..
-Podría ver ese hermoso conjunto que te has puesto.. para que yo lo destruya..-
Le guiño el ojo porque sabe que no me gusta la ropa sobre ese maravilloso cuerpo suyo pero recuerdo algo que jamas despego de mis bolsillos y sonrió mas alegremente ella se para y me modela ese hermoso conjunto.. CLARO!!! hablo de sus piernas y su cuerpo hermoso y sensual.. lo otro es solo estorbo.. me acerco a la orilla del sillón y hurgo en mis pantalones y saco la pequeña caja de color rojo obscuro.. y la tomo entre ambas manos procurando que ella no la mire.. me levante y poniéndome ante ella.. abrí la caja..
-Esperaba verte después.. en una gran cena con humanos a tu gusto y poderte decir esto.. pero estas aqui.. y no quiero esperar mas.. Cásate conmigo-
Anillo

Spoiler:

Abrí mas la caja y deje ver el anillo que había escogido para ella.. lo había mandado a hacer desde ese dia en que le había pedido fuese mi compañera para la eternidad.. pero por cosas del destino no había podido.. hacer mi declaración en forma.. pero hoy estaba pidiéndole que fuera mi pareja para toda la vida..

Sonrío al sentirme plenamente correspondida. Sus besos, sus caricias, llenándome por completo. Lo había necesitado tanto estos últimos días. No quería parecer una tonta vampiresa enamorada, pero estaba loca por él. Y él era consciente de ello. Me alegraba de haberlo conocido. Aunque mi hermano siempre se metía conmigo por eso, diciendo que había echado a perder miles de sus estrategias por culpa de mi debilidad por el amor, yo quería creer que en realidad no era cierto. Que a pesar de todo lo malo que tenía, existían ciertas cosas, como el amor, que podían cambiar a las personas. No tenía nada de malo desear vivir una existencia plena junto con otra persona. No era mi culpa que Klaus fuese todo un amargado.
Miré a Rustam, que parecía comerme con los ojos. Y eso me gustaba. Me hacía sentirme deseada. Demasiado. Sabía que la ropa sobraba, pero quería jugar un poco con él. Mi cuerpo lo necesitaba, con ferviente ardor. Pero al parecer, incluso el propio vampiro tenía otros planes para esta noche. Planes que lograron sorprenderme de una manera absoluta.
Primero volví a ponerme en pie, di un par de vueltas mostrando mi conjunto de lencería francesa. - ¿Te gusta? Lo he comprado especialmente para ti. No me importa que lo rompas - sonrío y acerco mis labios a su oído, donde no tardo en susurrar - en realidad quiero que me lo arranques... Su mirada brilla divertida y su sonrisa no tarda en aparecer. Pero pronto siento que se aleja de mi, busca en uno de sus pantalones, uno de los que tiene sobre un pequeño sillón, y rebusca en el bolsillo. No entiendo qué hace, puede que se haya acordado de pronto de algo. Tal vez alguna cosa de sus múltiples negocios. Yo prefería no inmiscuirme en ellos, no a no ser que él me lo pidiese.
Pero entonces me sorprendo, se acerca a mi con una pequeña cajita de terciopelo en sus manos. Se arrodilla frente a mi, y en ese momento siento que cada músculo de mi cuerpo se encuentra totalmente paralizado. No sé porqué. Sé lo que va a decirme. En alguna ocasión lo habíamos hablado. Y aunque ser casada suena raro, y no entraba dentro de mis planes, el hecho de compartir formalmente la vida con él, mi existencia, todos mis dias a su lado, me parecía algo totalmente apetecible y tentador. Abrió la pequeña caja mostrando un anillo enorme, lleno de diamantes, en el centro brillaba un rubí. Que según él, resaltaría el color de mis ojos. Sonreí como si estuviese embelesada, sin poder dejar de mirar el anillo. Finalmente me dejé caer a su lado, de rodillas, frente a él. Y extendí mi mano antes de siquiera poder contestarle. Asentí con la cabeza. Apenas me quedaban palabras. No era capaz de pronunciar nada. Era la primera vez que alguien hacía esto por mi. Que me demostraba que me quería, a su manera. Y que decidía anteponerme a mi, como su compañera, como su futuro, antes que cualquier otra cosa. Era el detalle y el gesto más romántico que nunca nadie había tenido y estuve segura que pese a ser en muchas ocasiones una mujer fría y distante, en ese momento, de haber podido, hubiese llorado. - Claro que quiero... - susurré al fin. Sin poder creerlo todavía. Y en cuanto colocó el enorme anillo en mi dedo, el cual iba justo a la medida de éste, sonreí de nuevo como una imbécil y me eché a sus brazos, besándolo como nunca antes lo había besado. Besando a quien sería mi futuro marido.

El anillo en su dedo.. majestuoso no por las piedras si no por ella, el porte en ella es simplemente el digno para exhibirse, la miro a los ojos.. ya junto a mi cuerpo.. su cuerpo.. y mi mente solo la puede pensar a ella y recordar las palabras que ha dicho entre ellas.. la de aceptarme ser parte de mi existencia.. la beso sin mirar nada mas que sus labios y sentir su lengua acariciando la mía.. y mis brazos la atrapan sin pensarlo mas.. no quiero esperar mas tiempo eh estado soñando con ella aunque no duerma.. pero la eh necesitado cada día en que no la eh encontrado a mi lado..cargo su hermoso cuerpo.. y me levanto del suelo.. la cama la llama es ella la dueña de mi cama.. nadie mas puede ocuparla.. y menos ahora.. la siento al borde de la cama y la mire por un segundo o dos.. y sonreí acariciando su mejilla, inclinándome para besarla y poder recostarla con lentitud sobre la cama.. con mi cuerpo sobre el de ella.. siento su cuerpo.. reaccionar al mio.. y mis besos intensificarse aun mas.. se que debo desnudarla y que quiero tener su cuerpo solo para mi.. pero no dejo de besarla...
-Me vuelves un tonto.. a tu lado.. soy apenas un estúpido que no sabe que hacerte porque es mas mi amor.. que mi lujuria..-
Sonrió de lado y busco sus labios de nuevo succionandolos como un par de enamorados.. de estúpidos niños que se han dado su primer beso.. me recuesto a su lado.. aun besando un poco sus labios pero bajando después a su hombro.. me recargo en el codo de mi brazo sobre el colchón de la cama y un tanto divertido.. suspiro..
-Si has aceptado ser mi esposa.. no debería tocarte esta noche,.. no?.. es como esperar hasta la luna de miel para poder meterme entre tus piernas y hacerte por primera vez mía?-
Eran estupideces y lo se muy bien pero me gusta verla sonreír.. aunque no se si le agradara esperar para hacer el amor.. conmigo.. me levanto de la cama y quito mi camisa dejándola en el sofá pequeño que esta junto a la ventana y la miro brevemente aun en la cama mirándome con cierto aire de preocupación o algo parecido.. desabrocho mis pantalones y atraigo un poco su atención.. lo deslizo hasta el suelo.. y los dejo ahí.. solo quedándome con el bóxer.. y acercándome a la cama.. ella me había pedido que le rompiera el hermoso conjunto.. y no lo dejaría pasar de eso debería estar segura pero quería disfrutarla, tomo uno de sus pies.. desde la zapatillas que trae y la comienzo a quitar.. la deslizo por su pie hasta aventarla a lo lejos.. el ruido al caer es fuerte tal vez haya roto alguno de los adornos de la habitación.. subo su pierna la beso.. beso el dedo gordo.. después su planta del pie,.. y el empeine.. bajando hacia su pantorrilla disfrutando de su suave piel... la corva de su rodilla y separo su pierna un poco encontrándome su braga.. me inclino un poco mas.. la beso sobre la tela.. y bajo por su otra piernas.. apresurado para quitar la otra zapatilla..
-Son una arma muy peligrosas.. -
Digo en tono de broma y me sumerjo entre sus piernas.. pasando las manos sobre lo largo de sus piernas.. separandolas y besando de nuevo el centro de su ser.. sobre la tela de las bragas.. las huelo.. siento esa humedad y con ambas manos las rasgo por en medio dejando expuesto su hermoso sexo.. lo beso como su fueran sus mejillas y lo lamo.. lentamente hasta acercar mis dedos a sus labios vaginales y abrirlos para poder lamer mas internamente su sexo.. mis manos sujetan sus caderas y las hago subir un poco par inclinarla mas hacia mi.. arremeto con fuerza mis labios y mi lengua que buscan hacerla sentir el mayor placer posible.. la jalo mas a la orilla de la cama.. para hincarme... subo sus piernas sobre mis hombros.. y la hago ir y venir a mi encuentro.. mi lengua se acelera un poco mas al sentir su humedad ir avanzando..

Sonrío tan pronto escucho sus palabras. Mencionar la palabra amor, en boca de alguien como él no hace más que hacerme sonreír como una estúpida. Puede que sea una tonta, puede que sea demasiado al dejarme llevar por esas cosas, pero así soy y no pienso cambiarlo. Sé que me quiere. Soy consciente de ello. Cuando me mira, distinto a como mira a las demás. Igual que yo puedo mirarlo a él, con diferencia a todos los hombres que se puedan poner por delante de mi vista.
Hago una pequeña mueca de disgusto en cuanto dice que no va a tocarme hasta la noche de bodas. Me parece que bromea. ¿no? Me ha echo suya tantas veces antes, que no tendría sentido no hacerlo esta noche. Sobretodo porque llevamos tiempo sin vernos y nuestros cuerpos parecen necesitarse. Además, estamos de celebración. Acabamos de comprometernos. Es necesario un poco de diversión para celebrarlo. Me saca los tacones altos, lentamente, primero uno, luego el otro. Lentamente comienza a besar mi pierna, mi pantorrilla, mis rodillas, mis muslos, hasta llegar a mi sexo, por encima de la ropa interior me besa. Logrando que comience a excitarme. Lentamente vuelve a mi otro pie, saca el otro zapato y lo deja caer, lejos. Vuelve a besar mi pierna, siguiendo el mismo recorrido que había hecho con la anterior. Sonrío. Muerdo mi labio inferior. Me encanta como se sienten sus besos, sus labios rozando y acariciando mi cálida piel. Sin reparo separa más mis piernas, y sumerge su cabeza en medio de ellas, besando mi feminidad por encima de la delicada prenda. Lentamente me roza con sus dedos, también por encima de la lencería, sin sacarla, hasta que de pronto escucho el sonido de la tela al rasgarse. Acabada de romperla.
Lleva sus dedos a mis labios vaginales, los cuales separa, y muy lentamente comienza a devorar mi sexo. Comienzo a sentir su lengua complacerme, lamer, chupar y sorber mi clítoris. Lentamente, tan lentamente que me vuelve loca. Despacio, suave, de manera excitante y terriblemente placentera. Muerdo con más fuerza mi labio, estoy segura de que me haré sangre. Cierro los ojos con fuerza, y llevo mis manos a su cabello, lo acaricio, y enredo mis dedos en él. Siento sus labios besarme lentamente allí abajo y siento que me estremezco. No puedo evitarlo, y arqueo mi espalda, dejándome llevar por el placer inmenso que siento en ese momento. Jamás ha sido tan delicado, siempre hemos sido dos brutos, teniendo sexo salvaje, sin ataduras, sin piedad. Siempre nos hemos devorado con fuerza, a prisa. Y el hecho de que hoy sea distinto, lento, suave, extremadamente apasionado, me vuelve loca. Jamás había sentido algo como esto. Aparto mis manos de su cabello. Sino terminaré por tirar de él con fuerza. Llevo mis manos a ambos lados de mi cuerpo y aprieto mis puños aferrándome a la tela del edredón. Mis caderas se agitan, se mueven lentamente, mientras es su lengua la que se mueve en mi sexo. Se siente tan placentero...
Siento que mi cuerpo vibra, que oleadas de placer invaden mi cuerpo y cada célula de mi piel. Me derrito en sus manos. Tomo sus dedos, entre los míos y apretando mis labios en una mueca, tratando de acallar mis jadeos descontrolados, pido que los introduzca con suavidad, con suma destreza y con lentitud en mi interior. Lo hace, introduce dos de sus dedos en mi cavidad, y siento que muero de gusto. Gimo sin parar. No puedo hacer otra cosa. Muevo mis caderas, me froto contra él, sintiendo la sensación agradable de sus dos dedos jugando con mi cuerpo, moviéndose con fluidez y llevándome al éxtasis. Mis gritos no pueden ser callados - Bésame - suplico. no quiero que todos los de esa planta, o la planta inferior crean que hay una ninfómana en la suite de al lado.
Sus labios atrapan los míos, y consigue acallar mis gritos, almenos por un corto momento, pero después, sin poder controlarlo comienzo a jadear entre sus labios, y mi cuerpo, que anhela el suyo desde hace tanto pide y suplica que me haga suya esa noche. Despacio, lento. Como nunca antes lo habíamos hecho.

Sumerjo mis labios mi lengua en todo su sexo aun relamiendolo sintiendo la humedad que sale de ella su frágil y divina zona es mía solo mía.. me otorga sus movimientos.. su forma felina como se mueve.. envidio la colcha de la cama porque es la poseedora de su espalda y me deja como idiota solo disfrutando un lado de ella.. me pide sentirme mas mis dedos son guiados y una sonrisa se destapa con cuidado en mis labios mientras sumerjo mis largos dedos en ella.. la siento contraerse y los acelero mas en el afanoso trabajo de hacerla sentir su cuerpo se contorsiona como una bailarina experta que no detiene el ritmo de alguna música que suena sin conocimiento de los demás .. solo de ella.. acerco mis labios besando su vientre y sintiendo a través de su piel los gemidos que de sus labios emanan... me apresuro a complacerla a llenar sus labios con los míos.. llevando mis piernas en medio de las de ella.. y mis labios sobre los suyos.. besándola con profundidad, sintiendo su lengua enredarse con la mía y saboreando su deliciosa saliva.. mía ... mía así es ella solo mía y de nadie mas.. sentí su clítoris y lo acaricie suavemente quiero que disfrute que no sea algo violento quiero llevarla al cielo aunque nos odien ahí.. separo mis labios y los llevo a su cuello.. y con suavidad succiono su piel.. sintiendo como su sangre se acumula y sonrió dejando su piel amoratada y desvió mis besos a su hombro.. bajando por su pecho hasta la otra parte de su lencería.. y me coloco en medio de su hermoso corset.. abro la boca y con los dientes lo rasgo permitiendo me ver mas de su piel.. mis dedos aun siguen moviéndose pero ahora mas suave lentos.. disfrutando de sus movimientos.. mi boca se abre de nuevo y trozo mas de su ropa sale despojándola del estorbo que es.. la miro y sin querer pero si ansiando saco mis dedos de su sexo.. y ambas manos abren por completo el corset dejando su senos expuestos y mis labios son presa del frenesí del deseo que la suavidad de su piel causa en mi...mi cadera choca con la suya.. y siento el ardiente calor que hay entre los dos.. me muevo lento. aunque mis labios aun se comen sus senos.. y mis manos tratan de no desesperarse para no dejar que mi cuerpo se estrelle con el de Beka.. mi miembro vibra y en medio de un movimiento.. entra.. embona en ella como la pieza perfecta que es en mi vida.. siento la calidez la humedad la dulce sensación de nuestros cuerpos siendo uno solo.. y la beso.. tomo de sorpresa y torpemente sus labios porque es exquisita.. mi lengua no deja de moverse dentro de su boca.. jugando con la suya saboreándose una vez y otra vez.. mientras nuestros cuerpos se complementan... separo mis manos en busca de las de ella.. abro sus dedos.. los enredo con los míos.. y separo su brazos a cada lado.. moviendo mi cuerpo entero sobre el de ella.. la escucho gemir... y en conjunto mis propios jadeos se acoplan con los de ella..
-Te amo te amo... -
Palabras fuertes para un loco como yo.. pero solo se las digo para ella.. me detengo un segundo.. despego mis labios de los suyos y contemplo como se mueve bajo mi cuerpo.. su ropa rota y sus hermosos ojos.. seducidos por la pasión.. me inclino un poco y beso su cuello mordiéndolo con lentitud.. un paso mas.. un motivo por el cual no quiero despegar mi ser del de ella.. su sangre corre por mis venas la saboreo no me detengo aun mi cuerpo se mueve sobre el de ella.. pero ahora con el ritmo de su sangre fluyendo con la mía.. su cabeza de lado... permitiéndome beber de ella.. sin pedírselo .. la devoro sin saber si ella quería que lo hiciera.. pero yo la necesitaba.. saco mis dientes.. los quito de ella.. pero mis labios y mi lengua se quedan un momento saboreando los pequeños hilos de sangre que de ella aun fluyen.. relamo los orificios y después la beso.. con el sabor de ella aun embriagando todos mis sentidos.. y no dejo de moverme de seguir un ritmo suave cadencioso sobre su cuerpo..

Así podía definirse la vida de un vampiro. El amor, incluso el sexo y el placer eran simples añadidos. Lo que nos hacía vivir, existir, movernos, era la sangre. Sin ella no teníamos nada. El deseo incontrolable que sentíamos por ella era invencible. Como una enfermedad sin cura, de la que jamás podrás salvarte. Algunos creen que es una maldición. Un ser oscuro que vaga eternamente tratando de apaciguar su sed, y en cambio no lo conseguirá jamás. Por muchas personas que mates, por mucha sangre que bebas, nunca estás satisfecho. Siempre existirá un horrible impulso bombeando desde cada parte de tu cuerpo. Un potente ardor en la garganta desgarrándola por dentro. Esa era la verdadera realidad de los que eran como yo. Y a pesar de que, el sexo, y el placer hacían olvidar por un rato esas ansias de sangre, nunca quedaban del todo extinguidas.
Rustam no tardó en besarme, cumpliendo mis súplicas. Acercando su fuerte y duro miembro a mi sexo. Sentía la punta rozando mi piel, y con solo imaginarlo moviéndose en mi interior sentía un placer inigualable. Acaricié su ancha y musculada espalda. Clavando mis dedos en ella, por lo intenso de sus caricias y sus besos. Mordí el lóbulo de su oreja y besé cada rincón de su cuello. Al acercar mi nariz a su piel, sentía el agradable aroma de su sangre recorriendo sus venas. Casi tan apetecible como la de un humano. Pero totalmente distinta y opuesta. Apetecible en un modo completamente distinto. Más íntimo.
Cuando dos vampiros comparten su existencia, lo normal es que mezclen sus sangres. Se muerden mutuamente, sintiendo que eso es un acto íntimo y puro en el que, pasan a pertenecerse el uno al otro. Eso quería de él. Y al parecer él ansiaba lo mismo, pues sus dedos y sus labios delineaban cada una de las venas que se dejaban ver a través de mi pálida piel.
Sentí entonces como en donde minutos antes habían estado sus dedos, complaciéndome a desmesura, ahora estaba su miembro, que entraba en mi lentamente. Mi cuerpo lo recibía con gozo y placer inmenso. Lo quería dentro de mí. Él era mi complemento perfecto. No esperaba más que sentirlo en mi interior, sintiéndome dueña de su cuerpo. Dueña de su alma. Si es que los vampiros teníamos alguna. Con mis piernas rodeé su cintura, apretándolo más contra mi cuerpo. Frotándome bien contra él. Su boca se deleitaba en mis senos, los cuales devoraba sin dudar, y yo me deleitaba sintiendo su lengua recorrer mis rosados pezones, y el contorno de mis pechos. Con mis dedos, con una suavidad conmovedora, casi impropia de mi, acaricié su nuca, y descendía lentamente, con las yemas, trazando dibujos imaginarios en su piel, recorriendo su columna vertebral. Cuando llegué a sus glúteos, los apreté contra mi, como si tratase de que con ese pequeño movimiento, su cuerpo quedase más cerca del mío y por tanto su miembro se hundiese más en mi interior. Sus embestidas aumentaban de intensidad, pero cada poco rato las hacía suaves y delicadas, consiguiendo desatar la locura en mi interior. Jadeé, me aferré a su cabello a la cama, e incluso escuché le sonido de la tela al rasgarse debido a lo mucho que apretaba. Jamás había sentido tan intensamente todo aquello. Como si fuese un nuevo despertar, un nuevo comienzo. Entonces de manera inesperada acercó sus labios a mi cuello y lentamente sentí como sus colmillos perforaban mi piel, dejando dos diminutos orificios en ella, sentía el succionar de su boca, su garganta al tragar mi sangre, sentía mi cuerpo relajarse, vaciarse lentamente, pero desde luego lo que había tomado no era suficiente para dejarme exhausta o sin energías.
Apartó la boca de mi cuerpo y relamió sus labios. Dejó de morderme y fruncí el ceño. Quería más. Quería darle más de mi. Darle todo cuanto podía. - Bebe más - pedí. Y casi pudo parecerle que se lo ordenaba. Eché a un lado mi cabello y moví mi rostro hacia otro lado, dejando vía libre totalmente a mi cuello. No lo dudo y hundió de nuevo sus colmillos en mi piel. Apreté su espalda, y mientras el mordía yo clavaba las uñas en su piel. Se sentía inmensamente bien. Un placer casi incomparable al sexo. Entonces, cuando si comencé a sentir que aflojaba, él se percató y paró. Y entonces yo lo miré a los ojos con una amplia sonrisa. Llevé mi dedo índice a sus labios, delineando su contorno con suavidad, una de las gotas de sangre manchaba su boca, con mi dedo la tomé y me lo metí en la boca, tratando de probar el propio sabor de mi sangre. Atrapé entonces su labio inferior entre los míos, mordiéndole levemente y atraiéndolo más a mi. Lo besé con salvaje pasión, y poco a poco fui apartando mi boca de la suya, abriéndome camino a besos en su cuello. Entonces, decidí que ahora era mi turno. Que ahora era yo quien quería sentirlo a él en mi interior. Clavé muy lentamente mis dientes en su piel, mis labios se retraían dejando paso a mis colmillos, que se aferraban a su arteria principal como si fuera mi mayor fuente de vida. Succioné despacio, lentamente, sentía el agradable sabor de su sangre llenando mi boca y embriagándome por completo. Poco a poco me sentía más fuerte, más plena. Me sentía bien. Era algo terriblemente placentero. Y entonces lo supe. Quien lo dijo tenía razón. No hay deseo más ardiente que las ansias de Sangre.

La sangre es el deleite de los inmortales al menos para los que como yo fuimos maldecidos o bendecidos por esta condición y en ocasiones creo que es lo mejor que me ha pasado y mas cuando la conoció esa noche en que los dos peleábamos por una presa y supe que la deseaba no de una forma lujuriosa.. al demonio si de esa forma y mas porque logro abrir un espacio en ese musculo muerto llamado corazón.. esa noche supe que no había nada mas que su existencia para mi..
Sentí su sangre recorrerme, alimentarme pero mucho mas excitarme.. llenarme de esa emoción que solo el sexo me hacia sentir pero que se complementaba con la excitación de tenerla en mi cuerpo.. de hacerla mía y ser suyo.. pare antes de que bebiera mas de un cuarto de su sangre.. podría debilitarla y yo quería disfrutar con ella todo.. no solo dejarla casi seca.. pero su amor su.. entrega esa me pidió que bebiera mas.. quería negarme pero la fragancia y el sabor de esa deliciosa sangre no me dejaba pensar bien.. acerque mi boca a su cuello que me otorgaba para seguir bebiendo y con amor.. y delicadeza hinque mis colmillos de nuevo en su cuello.. y su sangre regreso a mi recorriendo mis venas llegando a cada milímetro de mi ser.. mi embestidas fueron mas salvajes porque la sentía a ella en mi y la podía llenar con todo mi ser... gemía y jadeaba con fuerza aun con mis labios succionando su sangre y la sentía cada vez mas fría .. mas de lo que siempre es.. y mis labios dejaron su cuello .. me dolía separarme pero no voy a matarla porque sin ella yo no soy mas que un muerto caminante sobre la tierra viva...
-Lo siento...-
Murmure sobre sus labios y ella me atrajo a los suyos.. los bese los ame y los saboree desde que llego a mi.. es un beso conjugado que no deja a dudas lo que siento por ella.. nos giramos.. ella sobre mi cuerpo y yo bajo el de ella.. y mi cuello dispuesto para su necesidad.. lo incline de un lado sonriendole.. y acariciando su hermosa espalda que se quedaba contoneando aun sobre mi cuerpo.. sus colmillos suaves y tan femeninos que no hicieron daño alguno en mi piel.. fue glorioso el sentirla beber de mi.. tome su cintura y la comencé a mover sobre mi cuerpo.. mi miembro entraba con mas profundidad por la posición en que sus piernas se abrían .. mis manos llegaron a sus glúteos y se deslizaron entre ellos.. los apreté los acaricie.. deseaba besarlos y lamerlos.. están duros deliciosamente firmes y sobre todo.. se mueven engullendo mi miembro.. dejándolo satisfecho por cada milímetro que su sexo me come... sus labios aun me beben y yo no quiero que se detengan dejo una mano en su glúteo aun apreciando esa sensación... y la otra sube hasta sus cabellos acariciando su cabeza.. y no dejando que se separe de ,mi...
-Déjame seco,.. moriría así a tus manos.. Beka..-
Sentí que ella se negaba quería dejar de beberme y poco a poco mis fuerzas eran pocas mas no mi deseo que por ella se hace mucho mas grande y sin limites..

Sentía el agradable y placentero aroma de su sangre, y el intenso sabor que llenaba mi cuerpo, a través de mi garganta. Su miembro se movía contra mi sexo, con fuerza, embistiendome profundamente, logrando que un sonido brotase de mi interior. Desesperada, abrumada como me encontraba, por el inmenso placer que sentía en ese momento. No sólo por el sexo, no sólo por la sangre, sino por una agradable combinación de ambas. Lo miré a los ojos tan pronto como dejé de beber de su cuello, si no paraba, por muy apetecible que eso resultara, terminaría por dejarlo seco, y no quería vivir sin él. Esa no era mi idea, sobretodo, porque, aunque sea extraño, y aunque eso no formase parte de mis planes al principio, amaba a este vampiro.
- Jamás te mataría. Incluso aunque no fuese capaz de controlar mi sed, eres demasiado importante para mi como para dejarte marchar - mencioné con una ligera sonrisa, mostrando mis dientes, los cuales, relamí con mi lengua tratando de borrar cualquier rastro de sangre de ellos. Besé los labios de Rustam, con frenesí, con lujuria, mordiendo suavemente su labio inferior, el cual estaba atrapado pos mis labios. Recorrí su boca con mi lengua, y saboreé cada parte. Sintiendo como todo nuestro ser se fusionaba y se mezclaba de una manera sublime.
Sentía que mis músculos comenzaban a tensarse al rededor de su miembro, lo que me indicaba que estaba a punto de llegar a un orgasmo final y que, me correría tarde o temprano. Mi sexo estaba completamente mojado y húmedo. Incluso yo lo notaba, sin apenas tocarme. Las sensaciones que él me hacía vivir, eran únicas e inolvidables. Irrepetibles, cada vez eran distintas. Y quería guardarlas, mantenerlas todas en mi memoria como frescos recuerdos. Lo mire a los ojos, y besé lentamente su cuello y sus hombros. Me encantaba. Desde la cabeza a los pies, cada parte de su cuerpo, cada célula, cada poro. Cada parte de mi destilaba amor por él. Obsesión, deseo. Anhelo de tenerlo. De que fuese mío. Y ahora al fin lo era. Era mi prometido. Pronto podría decir que realmente nos pertenecíamos. Y esperaba ansiosa que ese día llegase. Para poder dejarle claro al mundo, sobretodo al sector femenino, que él ya no estaba en el mercado. Que ya no estaba libre, que su muerto corazón tenía dueña y había revivido de nuevo. Sonreí. Era bonito pensar en ello. Entonces, como si segundos antes hubiese adivinado lo que iba a ocurrir. Sentí que me corría, y que llegaba al éxtasis. Al clímax. Jadeando descontroladamente, tratando de apretar mis labios para acallar mis incontrolables gemidos, los cuales no cesaban. Grité su nombre, y vi esa bonita sonrisa suya asomar a sus labios. Como si se sintiese pleno al saber que era él quien lograba hacerme sentir todo aquello. Como si se sintiese bien al ser el único que a partir de ahora estaría en mi cama, en mi corazón, en toda mi existencia.

La separación siempre es dura tanto cuando la había dejado días atrás como ahora que sus labios dejan de beber mi sangre.. el sentido regresaba a mi lento pero con fuerza para mirar su cara y su lengua limpiar los rastros de mi sangre sonreí... en ella mi sangre se ve pura y preciosa.. pero creo que es mas por el reflejo de ella... en mis ojos.. o por mi necesidad de estar a su lado.. que por mi sangre.. la fuerza era mas constante y mu cuerpo regreso a quererla hacer llegar al cielo.. derribaría las puertas de ese lugar si no nos dejaran entrar.. porque ella se merece todo lo mejor.. la abrace con afecto mientras.. nuestros cuerpos aun eran uno solo.. el calor que ella emitía es delicioso.. pero mas esa forma de gemir. de sentir como poco a poco se humedece aun mas y sonrió ella siempre me hace sonreír.. es la única vampira que me llena de todas las maneras imaginables.. entre ellas la sexual.. pedirle casarse conmigo no era algo que solo dije por decir.. desde nuestro primer encuentro al verla al besarla supe que deseaba estar en su cama.,.. pero mas en su vida.. bese sus labios mientras pronunciaba mi nombre y ni aun así podía acallar sus gemidos... y no quería acallarlos.. mi cuerpo se comenzó a tensar con cada grito que de sus labios salían y pude sentir como la explosión de ambos llegaba en el justo momento en que nuestros labios aun se poseían..
-Beka... beka.. mi vida mi diosa..-
baje mi cara a su cara recargando mi frente en la suya... sin cansancio pero si con la satisfacion de a verla encontrado.. o mejor dicho que ella me hubiera encontrado aquí.. en este mugroso lugar.. bese su mejilla su barbilla y después su cuello que aun tenia mis marcas en el.. las lamí.. quería sentir como aun la sangre fluía por ella.. y después subí mi mano a su seno.. y lo acaricie.. dando unos últimos movimientos.. en su cuerpo.. mi miembro aun desahogando su saciedad en ella.. sonreí mirando sus hermosos ojos.. y subiendo mi mano acomodando su cabello.. rubio.. suspire de alivio por su presencia..
-Estaba a punto de irte a buscar.. y no lo digo porque estés aquí.. solo terminaba mis negocios y tomaría el primer vuelo para ir en tu búsqueda pero como siempre.. me has ganado.. .-
bese su cuello.. y la hice girar para que quedara sobre mi.. no quería salir de ella.. no hasta que nos quedáramos dormidos.. bueno se que no dormimos.. pero si reposamos.. solo por la costumbre de nuestra vida humana.. acaricie su espalda.. con mi dedo frió y largo.. hasta la base de sus glúteos.. sonreí imaginando como se vería mi dedo en su hermosa espalda.. y odiando que no hubiera un espejo que me dejara ver lo que mis ojos no podían.. mi mano la abrazo dejando descansarla sobre su espalda baja..
-Me vuelves loco Beka y me gusta como eres.. es por eso que quiero que seas mi esposa.. pero deberás vivir conmigo.. se que no le agrado a tu hermano y no quiero tener que matarlo si es que insiste en que no te merezco-
no le había contado nada pero no estaba tan seguro si es que su hermano le había contado de nuestro encuentro.. días después de conocernos.. es muy protector y casi nos matamos el uno al otro.. y eso fue al enterarme que el era su hermano.. si no me hubiera dicho.. que era su hermano lo hubiera matado sin dudarlo.. ningún vampiro me quitaría a mi chica..

Sentí como se corría en mi interior y juro que jamás había llegado a experimentar una sensación tan placentera. Sentía que me llenaba por completo, algo que jamás, en toda mi existencia había conseguido ningún hombre. No sabía a ciencia cierta si era un efecto que él tenía en mi, igual que en cualquier otra mujer, o si simplemente se trataba de que lo quería. Y al quererlo, me sentía más viva, más especial. Terminó moviéndose muy lentamente en mi, poco a poco, sin salir de mi interior, como si nuestros cuerpos no estuviesen dispuestos a separarse y dejarse ir. Como si el tiempo que llevábamos lejos el uno del otro provocase esa clase de reacciones en nosotros, obligándonos a estar muy juntos. A complacernos. A complementarnos mutuamente.
Quedamos de lado y lo miro a los ojos, con una sonrisa muy amplia, una muy sincera. Sus manos recorren mi costado, acariciando mi piel con suavidad. Se siente bien. Cierro los ojos. Desearía por una vez ser humana. Poder dormir. Poder despertarme en sus brazos, con el rozar de sus pies y los míos, con su olor impregnado en las sábanas. Se estaba volviendo demasiado necesario para mi. Abrí los ojos de nuevo y lo miré fijamente a los suyos, perdiéndome en la profundidad que había en ellos.
- Decidí que no podía aguantar ni un día más sin ti. - sonreí. Y entonces, como un acto instintivo acaricié su mejilla, y recordé que llevaba puesto el anillo que acababa de regalarme. Lo contemplé embelesada.
- Creo que jamás he sido tan feliz. No lo estropees hablando de mi hermano. - entonces, antes de darle tiempo a moverse, quedé sobre él, besé su pecho con suavidad y lo miré a los ojos. - mi hermano siempre ha creído que soy una idiota. Que el amor era mi debilidad. Que nadie jamás podría querer a alguien como yo. Que era ridícula. Incluso me prometió que, si lo abandonaba, si lo dejaba solo y no jugaba a su estúpido juego de conquistar el mundo, me arruinaría la vida. - tragué pesado al recordarlo. - Lo quería con locura. Sentía admiración por él, pero desde que se convirtió en vampiro se volvió insoportable, ambicioso e idiota. Creo que, lo odio. Si estuviese aquí probablemente lo mataría. - confesé con algo de tristeza. A fin de cuentas era mi hermano, me jodía hablar y pensar así de él. Pero, él no me había dado más opciones.

La mire girarse sobre mi, pero antes había estado contemplando su anillo.. le gustaba casi podía asegurarlo.. y eso me gustaba aun mas a mi, sonreí poco casi sin que ella lo notara.. porque me gusta verla feliz.. ella es mi vida así que no importa cuanto me cueste la haría feliz.. la charla sobre su hermano hizo que mis labios se fundieran en una linea recta que abarcaba casi todo mi rostro.. así como ella no me agradaba hablar de su hermano.. porque es un imbécil que no sabe ni que es lo que quiere.. el piensa que el mundo se rendirá a sus pies solo por ser vampiro.. Estúpido... eso no es para nada una realidad.. y menos al pensar que si el destruye a todo los humanos lo mas seguro es que se muera de hambre en poco tiempo, relaje mi cuerpo porque sus suaves manos me acariciaban la mire a los ojos y sujete sus muñecas atrayendolas hacia mis manos.. besando el anillo y después cada uno de sus dedos.. sonreí mirando su cara al fin sonriendo un poco después de hablar de el..
-Tu me dijiste que no hablara de el.. y parece que eres tu la que no dejas de hablar de el preciosa..-
la acerque un poco mas a mi.. se recostó sobre mi pecho.. si hubiera un corazón ahí.. lo podría escuchar latir.. pero en cambio estaba el sonido de mi sangre.. recorriendome con lentitud.. cada espacio de mis venas.. acaricie su cabello y suspire sin necesidad pasando con la otra mano mi dedo a lo largo de su espalda..
-El quiere que te deje..-
Dije con solemnidad y tristeza mirando el techo que nos cobijaba esta noche.. el hotel estaba muy callado apenas algunos ruidos se colaban por entre las paredes.. algunos ronquidos.. y algunos gemidos de cuartos cercanos al nuestro.. (cercanos es decir en el piso de abajo.. la suite cubre un piso entero) pase mi mano amplia sobre su espalda.. y la bese.. suave con amor... con ese sentimiento de no desear perderla jamas.. la mire después de que nuestros labios se separaran..
-Eh peleado con el.. y casi nos hemos matado.. pero no dejaría que nadie me separara de ti.. no volverás con el verdad?-
Mire a lo profundo de sus ojos.. donde no haya nada mas que la verdad... donde un no significa no.. es ahí donde puedo ver que es lo que ella siente.. sin necesidad de leer su mente.. es ahí donde siempre me deja entrar.. enrede un mechón de su cabello en mis dedos.. y lo retorcí un poco.. aveces su cabello se moldeaba en pequeñas ondas.. que la hacían ver tan niña.. que no podía dejar de imaginar que la conocí en su niñez aunque es totalmente erróneo eso.. lo acomode a un lado de su oreja y no perdí detalle de ella de su reacción ante mis palabras..

Tenía razón. No quería hablar de él y lo estaba haciendo. Me sentía ridícula. Suspiré y me apreté más contra él, todavía con mi cabeza recostada en su pecho. Sentía su aroma, el cual cada vez me resultaba más familiar. Y no podía negarlo, cerraba los ojos y fantaseaba con él. Era el amor de mi vida. Era el hombre de mis sueños. Lo amaba. Estaba loca por él.
Sentía la calidez de sus brazos fuertes y musculados envolviéndome, rodeando mi cuerpo, haciéndome sentir segura, a salvo. Pero entonces cuando dijo aquello, que mi hermano quería que me dejase, me tensé. Mi cuerpo y cada músculo se puso rígido. Suspiré.
- Mi hermano no para hasta conseguir lo que quiere.. Me asusta eso.. y si.. hace cualquier cosa que te obligue a dejarme? - entonces miré sus ojos, sus bonitos ojos y me perdí en ellos, acerqué mis labios a los suyos, y ambos nos fundimos en un cálido beso, cuando pensé que perdía el hilo de mis pensamientos a causa de su lengua y la mía mezclándose por completo, me separé un poco, recobrando el aliento. - Prométeme que nunca lo harás. Promete que pase lo que pase, siempre estarás conmigo. - pedí, con cierto nerviosismo. No quería imaginar la mierda que podía hacer mi hermano para joder esta relación. Y necesitaba confiar ciegamente en que, pasase lo que pasase, siempre podría contar con él. Con su apoyo, con su amor. Era lo único que necesitaba.
De nuevo hundí mi cabeza en su pecho, y sentía sus labios sobre mi cabello, besándolo con ternura. Me sorprendía en ocasiones lo atento que podía ser conmigo. Lo bondadoso y puro que parecía estando a mi lado. Y era en esos momentos cuando pensaba que no era cierto, que los vampiros no podíamos estar condenados a ir al infierno. Que no era culpa nuestra ser como somos y que, alguien como él merecía ir al cielo, a pesar de las muchas personas que pudiese haber matado. Él era perfecto.
Entonces me puse de nuevo sobre él. Los dos seguíamos estando desnudos, pero no era deseo de sexo lo que tenía ahora mismo, él siempre conseguía saciar mi apetito. Me apretujé contra él y lo miré a los ojos.
- Jamás volveré con él. No quiero saber nada de ello. No quiero separarme de ti nunca. - entonces como tratando de olvidar el tema y de hablar o pensar en otra cosa, sonreí con cierta picardía y rasgué mi muñeca. Comenzó a salir un hilo de sangre de la herida. - Ahora nos pertenecemos, ¿recuerdas? Ahora soy tuya. - y en cuanto dije aquello acerqué mi muñeca a su boca para que succionase mi sangre. No me cansaría jamás de compartirla con él.

Bebí de su sangre, esa deliciosa sustancia que me hacia desearla y amarla mas.. bebí con lentitud nada rápido no quiero hacerle daño jamas y parecía que el haberle contado lo de su hermano le había hecho pensar mil cosas, que claro no estaba dispuesto a hacerle, separe mis labio de su muñeca, y lamí la herida para ayudarla a cerrar, bueno no es tan necesario pero sentir mi lengua en su piel, es una sensación plena que no quiero dejar de sentir, mire sus ojos y abrace su cuerpo al mio, desnudo cálido, sin dejar un espacio sin acariciar, bese un poco sus labios aun con ese sabor tan suyo, el sabor de su sangre que aun fluía por mi boca y garganta, fue un beso corto pero delicioso.
-Preciosa-
Dije con voz ronca y afectada por el amor.. Si! el amor que le tengo, subí ambas manos por su cara, atrayendo su frente a la mía dejándola descansar por un momento sobre la mía.
-Si pretendiera, hacerle caso a tu hermano, no estaría aquí, te hubiera eludido de algún modo, te diría que tengo cosas que hacer, o muchos mas pretextos.. y no te hubiera pedido matrimonio-
acaricie su cabello suavemente entre lazando algunos de sus risos rubios con mis dedos, suave y sedoso como ella misma, hacían que deseara amarla de nuevo, sonreí un poco y la hice girar hacia un lado, abrazando su cuerpo con una de mis manos y usando la otra para recorrer su fría piel..
-¿Sabes? había pensando-
Reí a lo bajo y después serpentee con uno de mis dedos por su costado, escribiendo ..Te amo.. por las curvas que su cintura creaban con sus caderas.
-En que la mansión de Rusia es lejana, que tu te mereces algo mejor y eh contratado a un contratista para que vea algunos inmuebles, pero no se que lugar te gustaría para vivir..-
me recargue en uno de mis codos y me acerque a su costado besando primero la punta de uno de sus hombros y después un poco de su brazo, deteniéndome solo para mirar sus hermosos ojos..
-Yo ya no quiero separarme de ti.. -
Susurre contra su piel.. muy cerca de su cuello, casi al oído, con voz muy baja y suave pero con algo de perversión en ella.. gire mi cabeza un poco dejándome caer de lado sobre la cama, exponiendo mi cuello hacía ella..
-Jamas olvido lo que digo y menos lo que hago, pero olvido mucho menos lo que amo.. y a ti te amo, Bekah soy tuyo y no solo cuerpo.. si no en alma aunque digan que carecemos de ella.. soy tuyo por que quiero serlo.. te amo..-
deje mi cuello ahí extendido, para que sus colmillos penetraran en mi y bebiera sin temor de mi, sin importarme que ella me dejara seco porque morir ante su mordida y para saciarla seria la mejor de las muertes..

Escuchar su voz suave me reconforta. Almenos de algún modo, soy consciente de que me dice la verdad, confío en él tan plenamente que no me cabe ninguna duda de que lo que dice es cierto. Estaba segura que, de poder latir mi corazón, mi ritmo cardíaco hubiese aumentado justo en ese momento. Me sentía viva teniéndolo cerca de mi, y sólo el hecho de imaginarme siendo suya para siempre me tranquilizaba, me apaciguaba y me hacía sentir plena. Al fin tenía la sensación de que mi vida tenía algún sentido.
Realmente su amor era lo que yo necesitaba. Acaricié su espalda, mientras mis ojos se fijaban en los suyos, sin apartarlos apenas, derritiéndose ambos en una mirada profunda y penetrante. Atrapé sus labios entre los míos, lo mordí con suavidad, y me deleité con su sabor y su suave textura, saboreando y explorando cada rincón de su boca con mi lengua. Sintiéndome plena como no me había sentido en mucho tiempo. Después, mientras me separaba un poco, no para recobrar el aliento sino simplemente para poder pensar, ya que, si no era por la tregua que me daban sus labios, mi mente se volvía loca, mi cerebro se colapsaba con pensamientos extraños y ya no podía centrarme en ninguna cosa. Su frente y la mía quedaron apoyadas la una en la otra, mientras sentía su respiración cerca de mi rostro, incluso nuestros alientos podían mezclarse en ese momento.
- Me gustaría vivir en Grecia, tengo entendido que es un lugar mágico. Atenas, es una de las ciudades más atrayentes de Europa, y en verdad me gustaría almenos visitarla. Nunca he tenido oportunidad de ir... - pensaba en las historias mágicas de criaturas mitológicas que mi padre me contaba en su regazo cuando yo apenas era una niña. Los muchos dioses griegos, los castigos que imponían, y aun recordaba como había pensado que mi transformación era eso. Un castigo divino por un mal comportamiento o por un acto que nunca debería haber hecho. No entendía porqué mi castigo había de ser tan duro, una penitencia eterna, vagar errante durante la eternidad presa de la sangre, sin poder calmar jamás una sed que siempre me era impuesta. Como la historia de aquel hombre que Zeus había castigado teniendo hambre y sin poder comer. Era algo parecido y me preguntaba cuál había sido mi pecado. Con el tiempo había sido consciente de que ninguna acción que yo hubiese podido cometer siendo humana había sido motivo para recibir aquello, y me había obligado a mi misma a convertirme en una auténtica pecadora. Si de verdad los dioses querían conocer a Rebekah Mikaelson entonces la conocerían en todo su esplendor. Muchas eran las víctimas que había matado, a veces por sed, otras por simple diversión, recordaba lo mucho que disfrutaba haciéndolo, dejando sus vidas pendientes de un hilo, teniendo el poder de arrebatarlas por completo si así yo lo deseaba.
Dejé de pensar en ello por un rato. No merecía recordar todo aquello, no ahora. El cuello de Rustam quedó a mi disposición, como si en un pequeño gesto como aquel me estuviese suplicándo que le mordiese, cualquiera habría podido pensar que deseaba morir en mis brazos, y de haber escuchado lo que decía, probablemente pareciese acertado, pero él era tan consciente como yo de que jamás lo haría, no podría hacerlo. Una a veces, por mucho que pueda lastimar a quien quiere es imposible que lo mate. Sería demasiado doloroso para mi, no querría enfrentarme jamás a algo así, sola. Con mis manos acercándose a su nuca, y la otra a su hombro, llevé mis labios a su piel, con delicadeza deposité un suave beso, y después, justo después hundí mis filos colmillos, los cuales perforaban su piel como dos agujas, succioné lentamente su sangre, sentía la calidez del líquido abrumarme, y el sabor inundaba mi boca, haciéndome enloquecer, jamás había probado algo como aquello. Simplemente parecía tener algo mágico que me hacía desear más de él cada vez. Succioné y succioné, casi inconsciente de cuándo debía parar, hasta que comencé a sentir su piel fría, con mis dedos todavía hundidos en ella, poco a poco fui cerrando mis labios sobre su piel, apartando mis colmillos de esta, relamiendo mis propios labios con su sabor, y sintiéndome completamente plena. - Tu sangre es tan deliciosa.. jamás había probado algo similar, resultas demasiado apetecible y tentador, para ser alguien como yo. - Sólo había sentido algo así con humanos, y aun así, no había sido ni siquiera semejante a lo que su sangre me hacía experimentar. Era extraño.

Mi cuerpo se aligero cada milímetro de liquido que ella succionaba.. sujetaba sus caderas pegadas aun a las mías, no quiero dejar de sentirla pero mis manos se dejaban caer cada vez mas.. la fuerza me abandonaban pero no la felicidad..
-Grecia es buen lugar.. ten... tengo muchos negocios haya-
La fuerza es cada vez menor, pero no la sensación de estar mezclando nuestra sangre, eso es mejor que el mismo sexo.. o al menos es comparable.. sus labios se separaron de mi y mis ojos seguían aun cerrados por la sensación de éxtasis.. pero mis manos reaccionaron a su lejanía.. a tientas acerque mi mano a la suya y la atraje a mis labios..
-Donde quieras.. podemos vivir pero no antes de casarnos..-
Abrí los ojos ya mucho mejor con un poco mas de fuerza, en mi cuerpo.. y la mire... me gire un poco de modo que me quede sobre mi costado..
-Tengo que arreglarme.. aun tengo que hacer una visita de negocios.. quieres acompañarme?-
pase mi mano por sus hermosos risos y después por su hombro.. disfrutando de la sensación de sentirme en ella con mi sangre, espere que me respondiera pero el brillo en sus ojos fue mas respuesta que la de sus labios, porque realmente quiero que vaya conmigo.
-Habrá muchos humanos.. pero se que podrás contenerte.. aunque no se si yo pueda.. me has dejado seco amor.-
le guiñe un ojo y me deslice por la cama para levantarme, deje la cama pero no la habitación mire deleitándome, con el cuerpo desnudo de Bekah y las gotas de nuestra sangre esparcida por las almohadas.. una risa lleno mis labios, la imagen podría horrorizar a cualquiera, claro a cualquier humano que lo viera pero para mi es la marca de haber tenido un grandioso encuentro sexual.. estire mi mano hacia ella y casi como una reverencia, espere a que la tomara..
-Sera mi pareja esta noche señorita?-
Una sonrisa se curvaba en mis labios y un brillo de perversión en mis ojos.. antes debía ir a cenar.. para poder soportar a los mugrosos humanos.. pero junto a ella cualquier cosa es única e inigualable..

Sonreí. Estaba al tanto de sus negocios, aunque estaban tan dispersos por el mundo que ni siquiera habría imaginado que Grecia también formase parte de su pequeño imperio, el cual, estaba segura que crecería en poco tiempo. Confiaba plenamente en sus locas ideas, me parecían ingeniosas, y todos los proyectos que sacaba al mercado conseguían un éxito absoluto. Rustam era muy inteligente, de eso no me cabía duda. Sonreí y me separé un poco de él. Estar tan cerca de su cuerpo me hacía desearlo aun más, lo cual no era nada bueno para mi, de ese modo no podía pensar, y me volvía loca.
Acepté su propuesta. Me encantaría ser su acompañante. - Me encantaría ir contigo - comenté con una sonrisa, pero pronto desapareció dejando paso a una pequeña mueca - pero hay un problema... no tengo nada para ponerme... - debía acordarse que había llegado al hotel en ropa interior, sólo tapada por mi abrigo, y que, era demasiado tarde como para que alguna boutique estuviese abierta. Por lo que, no podría ir con él, aunque así lo deseaba. - Pero supongo que no importa, de todos modos, quizá no sería muy buena compañía, no podría resistirme a besarte de vez en cuando, y no creo que a tus socios les pareciese bien... - lo dejé caer. Aunque en el fondo estaba deseando ir con él. Era una simple disculpa. No podía ir a casa y cambiarme, eso no me daría tiempo para estar a su lado, y llegaríamos tarde a la cena por mi culpa. Tampoco quería eso. No debía causar una mala impresión por que su novia fuese un desastre. Prometida. Mi menté corrigió esa palabra en un segundo, de manera automática. Ante lo que no pude evitar sonreír de nuevo. Me gustaba como sonaba. La señorita Vasilev. Sonaba demasiado bien para ser cierto. Sólo esperaba que todo esto no fuese un sueño, o peor, una pesadilla, ya que, podría acabar en cualquier momento, y no deseaba que eso terminase. Era demasiado perfecto. Él era demasiado perfecto para ser real.

Me levante de la cama.. y tome el bóxer del suelo y camine un par de pasos.. mirándola desde los pies de la cama.. su figura delicada delineada suave y tan firme.. una hermosa vista para los ojos de cualquier humano.. o vampiro.. fruncí el ceño y negué con la cabeza.. mientras buscaba en el armario .
-Sabes que me importaría poco lo que ellos pensaran.. son mis vacas, mi ganado personal que solo me sirven para alimentarme y hacerme algunos trabajos.. -
me acerque a la cama y me incline sobre ella sujetando su pie.. y besando su dedo gordo.. para después chuparlo.. no deje de mirarla, ver como sus ojos se entrecerraban con esa nueva mezcla de escalofríos.. de deseo entre ella y yo.. lo solté y solo sonreí de nuevo.
-Nadie puede impedir que te lleve.. y mucho menos un par de trapos que cubran lo mas perfecto de la naturaleza.. tu hermoso cuerpo..-
Saque mi ropa u la deje en uno de los sillones cerca de la amplia estancia.. aun esta ella recostada y su cuerpo aun tiene marcas de lo que acabamos de hacer... algunas gotas de sangre esparcida casi invisibles por las fundas de las almohadas.. me cruce de brazos y sin dejar que mis ojos sigan sus movimientos.. le hable mas suave pero directo.
-Debes levantarte Bekah es mejor que apresuremos.. para que nos de tiempo de ir de compras.. y para cenar un poco.. no quiero que mis "vacas" sufran por nuestras necesidades.. aun me hace falta cerrar muchos tratos con estos "directivos" -
me acerca rápido a ella y le tendí la mano para que se levantara, sentir su suavidad, es lo mejor del mundo.. la atraje hacia mi y rodee su cintura con ambos brazos.. bese sus labios.. pero solo para encontrarme mas ansioso que antes..
-Es mejor que nos apuremos.. esta habitación no me ayuda para nada.. a estar aquí y pensar con claridad, aunque no se si debería de cancelar mejor y solo dedicarme en cuerpo.. y Alma.. a ti-
Reí casi a carcajadas.. no tengo alma.. pero si la tuviera.. de seguro ya estaría empeñada con ella.. porque le perteneció desde que la conocí el primer día, la deje de pie ante la cama.. y le di una suave nalgada, aunque su glúteo sonó deliciosamente, tome mi ropa y de inmediato estuve listo, acerque la gabardina hasta ella.
-Es tu decisión venir conmigo, o no hacerlo pero créeme me harás falta, no quiero estar al lado de esas personas.. prefiero estar a tu lado.. aparte es solo una reunión de celebración y un par de firmas, nada que no pueda terminarse en una hora o dos.. podríamos anunciar nuestro compromiso.. si no te molesta que lo publiquen y que tal vez.. tu hermano vea esa noticia.. -
le lleve la gabardina y ayude a ponérsela, y cada milímetro que recorría sobre su piel.. la pude acariciar, entrecerrando mis ojos para sentir esa sensación única incomparable.

Sonreí divertida. Sabía que nada le impediría llevarme. Después de todo, era su prometida. Debería hacer acto de presencia en el lugar si al final decidía anunciar nuestro compromiso. Me levanté de la cama, con energía, fui unos segundos al baño, donde me limpié la herida del cuello en la que todavía habían manchas de sangre. Peiné mis alborotados cabellos y al salir cubrí mi cuerpo desnudo con la ropa interior, la cual estaba desperdigada por el suelo. El bonito y atrevido conjunto que había traído para seducirle, volvía a cubrir mi cuerpo. Tomé el abrigo, y me lo abroché. Esto prometía. Me imaginaba la cara de los presentes cuando, a pesar de la calefacción me negase a dejarlo en el perchero. Una sonrisa asomó a mis labios. La escena sería bastante cómica y divertida.
Me puse los zapatos de tacón y lo miré. Él ya estaba casi listo, estaba vestido con un elegante traje de esmoquín. Le quedaba increíblemente bien. El negro siempre había resaltado sus ojos y su cabello. Estaba frente al espejo tratando de hacerse el nudo de la corbata, pero fruncía el ceño. Probablemente no se le daban bien esas cosas. - Déjame a mi - murmuré mientras me acercaba a él. Se dio la vuelta, dando la espalda al espejo y me miró. Dejó caer sus brazos y yo llevé mis dedos a su corbata, comencé a hacer el nudo con habilidad y notable experiencia. Muchos años de práctica me habían servido para aprender, y es que siempre era yo la que tenía que hacérselos a mis hermanos. - Listo - dije colocándosela bien - estás guapísimo. - comenté después de mirarlo de arriba abajo. En realidad suponía que todas las mujeres de la fiesta babearían tan pronto entrásemos, y yo me sentía completamente agradecida por saber que yo era suya, la única que ocupaba su corazón.
- Bien, y ... ¿dónde será la fiesta? - pregunté mientras los dos estábamos ya listos para salir de la habitación del hotel y dirigirnos a donde quiera que me llevase.

La mire hacerme el nudo de la corbata y sonreí con una picara sonrisa.. me se hacer muy bien los nudos de la corbata pero intuí que ella se ofrecería a ayudarme.. su cuerpo frente al mio, elevándose en las puntas de sus pies aun desnudos.. ver ese cuerpo delicioso.. y mio.. solo mio, me causaba una excitación que en mis pantalones no se dejo de notar.. por fortuna el saco podría disimularlo un poco, cuando termino rodee su cintura con mi brazo.. y la pegue a mi..
-Es cerca de la Torre Eiffel, en los edificios en frente.. mejor conocidos como La torre de Negocio de Comercio.. Aunque próximamente serán La Torre Vasliev.. o podría ponerle tu nombre preciosa.. -
Le guiñe un ojo y bese sus labios de un modo rápido para poder soltarla el tiempo se nos iba de las manos de un modo que no me gustaba respire su aroma y la solté dándole una leve nalgada en sus hermosos glúteos..
-No dejare que vayas así.. me enojaría mucho que alguno de los humanos te vieran esas hermosas piernas que solo son mías, iremos de compras rápidas.. me gustaría que escogieras algo muy elegante y sexy pero solo puedes ser sexy conmigo lo entiendes?-
Tome el portafolio de un lado de la mesa, donde los papeles importantes a firmar estaban concentrados.. espere a que se pusiera las hermosas zapatillas que la hacen lucir mucho mas sexy.. y tome su mano saliendo de la habitación..
*Buenas noches Sr. Vasliev.. la señorita se quedara en su habitación a su regreso?*
Lo mire sobre mi hombro, me irrita que me tengan que interrogar.. gire soltando la mano de Bekah y acercándome al mozo que se atrevía a preguntarme tal estupidez..
-La señorita es mi prometida.. y se quedara donde YO! quiera y si tienes algún problema.. habla con el gerente.. y dile que si me tienen que estar vigilando jamas volveré a pisar su mugroso Hotel.. -
Sonreí un poco aunque con la maldad que me caracteriza.
-Dile a Melanie.. que quiero que vaya de compra.. ropa digna de mi esposa.. quiero al menos 8 juegos de joyas y vestidos como de ropa casual mañana en la tarde... Escuchaste bien!! en la tarde si me despierta antes.. daré por echo que eres tu quien cometió el error.. Melanie ya sabe quien es mi prometida y mis gustos.. -
Gire y tome de nuevo la mano de Bekah.. camine hasta el ascensor.. entrando con ella.. ya es tarde son aproximadamente las 9 de la noche.. la fiesta - reunión comienza a las 11 apenas buena hora como para ir de compras en París.. la luz tenue del ascensor y el aroma de Bekah son la mejor distracción que pueda haber en un lugar.. aun faltaban varios pisos para poder llegar a la recepción del hotel.. detuve un momento.. el ascensor y pegue mi cuerpo al de ella.. poniendo mis manos a sus costados.
-Te vez tan jodidamente hermosa.. y pensar que bajo ese estorbo.. llamado abrigo.. solo traes unas braguitas trasparentes y un sostén tan delicado que con dos jalones podría dejarte desnuda.. -
Frote un poco mi cuerpo sobre el de ella..
-Solo porque debo aparentar ser recto y educado si no trajera este traje.. te haría mía aquí.. Bekah.. -
me incline besándola salvajemente y enredando mi lengua en la suya perdiéndome completamente en la locura de poder hacerla mía en el ascensor.. respire profundo al separar mis labios de los suyos.. y acaricie su mejilla con mi mano..
-Que maldición es tener que dejar tu cuerpo por unos humanos miserables.. pero después podremos dedicarnos solo a nosotros preciosa..-
apreté el botón para que siguiera el descenso del ascensor.. y sujete su mano con la mía las puertas se abrieron y al salir varias miradas se dirigieron a las piernas de Bekah.. los mire con enojo.. y de pronto todo parecían estar ocupados en sus cosas.. sonreí es mejor que no me hagan perder la paciencia si es que quieren seguir vivos.. Tome las llaves de mi camioneta y ayude a Bekah a subir en ella.. la cargue por la cintura dejando que sus hermosos y suaves glúteos descansaran sobre el asiento, rápido subí y encendí la camioneta y avanzamos por la ciudad con poca gente en las calles.. una enorme tienda de ropa y cosas para dama.. se dejo ver al girar una esquina y estacione la camioneta en la parte trasera del sitio.. rápido ayude a bekah que bajara de la camioneta y me deshice de los dos guardias que custodiaban la entrada.. abrí la puerta para Bekah y la deje entrar cerrando como si fuera esa mi tienda..
-Escoge lo que mas te guste.. ya sabes algo sexy pero que no cualquiera pueda disfrutar -
Me senté en uno de los sofás que regularmente ponen en los probadores de ropa.. esperando ver lo que Bekah se pondría para esa noche..

Sonreí. Me encantaba verlo celoso. Sobretodo porque eso significaba que me quería, que le importaba demasiado como para querer perderme. Justo lo mismo que me ocurría a mi con él. Del mismo modo yo no era capaz de verlo aunque sólo fuese hablar, con otras mujeres atractivas, pues en mi cabeza se formaban montones de ideas, que, aunque fuesen absurdas, me hacían convertirme en toda una perra. Podía ser bien mala si alguna se metía con mi chico. A fin de cuentas ahora era mi prometido, lo era todo para mi, y no permitiría que ninguna zorra me lo robase.
Al irnos, hubo un pequeño "asunto" con el asistente del hotel. Pero la mirada asesina de Rustam fue suficiente para silenciar al pobre humano y para dejarlo cagado del miedo. Probablemente pediría que le cambiasen la zona del hotel. Seguro no querría volver a encontrarse con él. Después de que él ordenase que una tal Melanie fuese a comprarme ropa, cosa que, en el fondo no me gustaba mucho, pues prefería poder elegirla yo a mi gusto y no depender de ninguna Melanie que escogiese hasta mi propia ropa interior, nos fuimos hasta el lujoso coche que nos esperaba fuera. Al entrar, poco tiempo tardamos en llegar a una de las tiendas más lujosas de todo París. Como todo un caballero abrió mi puerta, me ayudó a bajar y con elegancia entramos en la tienda, la cual estaba únicamente abierta para nosotros. Decidí probarme un par de conjuntos, rápido, sin perder mucho tiempo. No quería hacerlo llegar tarde, por mis ocurrencias de presentarme a su hotel sin más que mi propia lencería. Me probé un par de vestidos pero ninguno captó mi interés. Eran bonitos si, pero ninguno despampanante. Yo quería algo que le hiciese quedar boquiabierto y que no pudiese dejar de mirarme. Me decanté finalmente por un vestido rojo, el cual hacía resaltar mis piernas con la abertura que tenía, y hacía que mis ojos luciesen explendorosos. Sonreí frente al espejo y una vez salí del probador me encontré con los ojos de Rustam, los cuales brillaban de excitación. Supe en ese momento que había acertado. Que le había gustado mi arriesgada apuesta.
- estoy lista. ¿nos vamos? - entonces él, caballerosamente ofreció su brazo, me agarré a él y nos dispusimos a ir a la fiesta.

La hermosa figura que se formaba en ese hermoso vestido, me dejo con ganas de no separarme de ella.. quiero en este momento solo destrozar su vestido y follarla en medio de la tienda, pero solo sonreí y mire como se balanceaba sus caderas al caminar, ofrecí mi brazo quiero poder llevarla hasta el auto.. la sujete y camine con ella hasta abrirle la puerta del auto y ver como sus piernas se mostraban largas y hermosa hasta perderse dentro del auto, cerré la puerta y me pregunte si es que deseaba seguir el camino hasta la reunión pactada con mucho tiempo para cerrar esos contratos.. conduje, antes de tomar una decisión y supe que no deseaba seguir las reglas de etiqueta pero que en cierto modo el propósito de esa reunión marcaría algo importante.. conduje hasta el enorme edificio, el valet ya nos esperaba para recibir el auto, aparque y baje lo mas rápido que puedo demostrar ante un humano y abrí la puerta de Bekah, dejando extendida mi mano, sujete la suya y deje que uno de mis dedos acariciara la piel de su mano sonriendole como un idiota, uno que solo existe por ella..
-Por Aquí futura señora Vasliev-
Acomode su brazo en el mio y subimos las escaleras principales para encontrarnos en la recepción del edificio, pregunte a la secretaria si ya se encontraban todos y si todo estaba de acuerdo a lo planeado, me sonrió y creo que el sonrojo dejo apenas un leve color sobre el tono de su rubor.. me dio la referencia de lo que le había pedido, agradecí y seguí el camino al elevador.. en el la mire recargado en una de las esquinas del mismo, el piso es el mas alto, es una enorme terraza que tiene un pequeño restaurante, intimo, privado para mis tratos, mientras el elevador sube, mis ojos la recorren con lascivas intenciones, aunque hay celos.. muchos celos de que otros la miren del mismo modo, sonreí mientras mis ojos pasaban por su hermoso escote y relamí mis labios mientras pensaba en como seria desnudarla aquí en el piso numero ocho.
-No quiero que te separes de mi, por ninguna razón, aunque tengas que hacer cualquier cosa, quiero que todos sean conscientes de que eres mía y de nadie mas.. -
Di unos pasos hasta ella y pose mis manos a sus costados y relamí mis labios acercándome a escasos milímetros de ella .
-Desearía solo poder estar contigo, hacerte el amor y no dejar que ese cuerpo tuyo este cubierto por cualquier tela que no te merece, me gustaría que solo mi cuerpo y mis manos te cubrieran preciosa.. -
Pegue mi cuerpo al suyo, frotando un poco mi cadera a la suya, sintiendo como su cuerpo me contestaba, jade por lo bajo y recorrí su cuello con mis labios.. escuche su sangre y la mía que están mezcladas dentro de ella.. recorrer sus venas, palpitando como si fuera un corazón, no... no lo es pero es deliciosamente armónico, de un modo que no podría describir.. mi miembro se sacudió.. hizo un par de movimientos, cada que sentía su cercanía, respire profundamente aunque sin necesidad pero si para recordarme que no podía solo hacer algo rápido y seguir..
-No puedo solo tenerte un par de minutos, no seria satisfactorio para ninguno de los dos.. pero después de las firmas, tu y yo.. no saldremos de la habitación hasta que la sangre nos haga arder la garganta y no poder pensar en poseernos.. -
Bese sus labios salvajemente, le haré correr el lápiz labial, pero lo necesito, necesito estar lo mas sano posible para la reunión, el elevador siguió el camino y llegando al piso mi cuerpo ya estaba mas lejos del de ella, se había retocado el lápiz labial, y la tome de la mano entrelazando los dedos para salir al bullicioso pasillo que daba a la terraza, al salir a la terraza, muchos de mis socios comenzaron a saludarme, como es lo debido, presente a Bekaha a cada uno de ellos, Thomas, Jhon, Richard, y a Ian, los mas importantes al menos por esa noche, la acerque a la mesa principal, firmando los contratos para después llevarla a el escenario principal, donde una pequeña orquesta hacia sonar música, tome el micrófono con Bekah sujeta a mi mano.
-Esta noche.. ante todos ustedes amigos, colegas y sus acompañantes, quiero anunciarles.. mi compromiso.. esta bella mujer a mi lado, es Rebekah Mikaelson, a quien esta noche le eh propuesto se case conmigo y comparta una eternidad conmigo-
Reí de lado al mencionarlo.. la eternidad no es un modismo que ocupe para decir la vida entera, es la realidad es mi deseo.
-Espero ella me acepte-
gire a verla esperando una respuesta que ya sabia que ya había escuchado unas horas antes.

En ocasiones pensaba que Rustam era demasiado posesivo y celoso. Pero no me disgustaba pues eso significaba que me quería demasiado como para querer perderme. En verdad yo estaba locamente enamorada de él y su propuesta de convertirme en su futura esposa era un auténtico sueño para mi. Además, jamás había tenido suerte en el amor, y por primera vez todo parecía ir sobre ruedas. Yo, que siempre había sido una tonta vampiresa enamoradiza, llena de ilusiones y de planes de amor, me había visto siempre traicionada o simplemente utilizada por algunos hombres y en realidad ya estaba demasiado harta de esa situación. Ahora necesitaba sentirme bien, estar feliz, sentirme enamorada y correspondida, aunque sólo fuese por una vez en mi vida. Y esperaba que durase para siempre, pues lo amaba demasiado como para poder permitirme perderlo. No estaba dispuesta a hacerlo.
Sonreí ante sus palabras, el hecho de que me poseyese me resultaba terriblemente tentador. Lo necesitaba tanto, que casi dolía el hecho de no tener su cuerpo sobre el mío. Pero sólo debía aguantar y resistir unos minutos, tal vez unas horas, después sería todo mío, sin interrupciones ni problemas. Sin ningún tipo de inconveniente, y podríamos satisfacer nuestras necesidades todo el tiempo que necesitásemos.
Sonreí ante los invitados, un número bastante elevado de ellos, y lo hice mientras Rustam, con esa elegancia que lo caracterizaba, me presentaba a todos ellos como su futura esposa. De haber sido humana probablemente hubiese llorado, pero siendo vampiresa, y dado que si lloraba sólo podría llorar sangre y mancharía todo mi rostro, decidí no hacerlo y contener toda esa emoción extraña e intensa que me embargaba.
- Sabes que siempre te aceptaría- respondí en lo que casi fue un susurro. Perceptible para él, y si no lo había sido para el resto de invitados tampoco me importaba. No me importaba la opinión de ninguno de ellos, tan solo la suya. Entonces, sonrió ampliamente y mientras bajábamos las escaleras, montones de hombres elegantes y trajeados y de mujeres igualmente magníficas se acercaron para besarnos y abrazarnos ofreciéndonos unas cálidas enhorabuenas por nuestro compromiso. No sabía cuánto duraría la cena, pero esperaba que acabase pronto. Deseaba tenerlo entre mis brazos de nuevo, y resistirme no era una de mis virtudes.

La sonrisa que se plasma en mi rostro no es menor a la felicidad de saberme correspondido, algo que jamas había imaginado hasta este día, la sujete con mi brazo por su espalda y mi mano apretando su costado, todos aplaudieron y las felicitaciones no se dejaron esperar, me sentí feliz por que ella me correspondiera pero a disgusto de que todos esos hombres y hasta las mujeres la abrazaran, sujete su mano y la acerque hacia mi, eso evitaría que los invitados quisieran tocarla, me acerque a una de las 10 mesas del salón y retire una de las sillas para que Bekah se sentara en ella..
-Por favor mi amor-
Le susurre, sabiendo que ella me escucharía aunque fueran solo un par de susurro, ella se sentó y le acerque la silla a la mesa y quedando aun de pie a su lado aclare mi garganta y el silencio se hizo completo ante la sala, mire a los invitados y alce mi copa, para brindar.
-Por Rebekah Mikaelson por aceptar mi propuesta de matrimonio y compartir la eternidad conmigo-
Todos sujetaron sus copas y brindaron junto con nosotros, algunas de las mujeres la vieron con desdén y desee poder destrozarles el cuello, aunque por el momento estuvieran a salvo por estar en esta fiesta. Bebí solo un sorbo y sonriendo ampliamente me dirigí de nuevo ante los presentes.
-Espero la cena les agrade y que pasen un par de horas disfrutando de la música y el ambiente, lamentablemente mi futura esposa y yo, debemos retirarnos para llevar acabo otros compromisos, agradezco sus aportaciones y su presencia les mandare la información de los negocios a la brevedad posible.. disfruten la noche Damas.. Caballeros.-
Hice solo una reverencia mas y deje la copa para ofrecer mi mano a Bekah quien no dudo en sujetarla y caminar a mi lado hacia la salida.. a lo sumo había pasado apenas una hora desde nuestra llegada hasta nuestra partida.. y las ansias se dejaban notar por la tela de mi pantalón, apenas salimos de la mirada de los invitados que se atascaban como cerdos con la comida, lleve a Bekah contra la pared y sujete sus hermosos senos con mis dos manos mientras mis labios la besan con salvaje pasión..
-Deseaba tanto besarte, tenerte.. solo para mi.. odio que te toquen-
baja mis manos por sus costados pegando mi cuerpo contra el suyo sintiendo como su cuerpo se movía contra el mio.. mi lengua aun acaricia la suya y no deja que mis labios se despeguen mas de lo necesario de los suyos, comencé a subir su vestido pero un ruido me hizo detenerme, aun estamos en el edificio de la fiesta y me irrita no poder estar ya en la suite solo con ella..

Después de varios achuchones y múltiples miradas asesinas de Rustam hacia algunos de sus invitados, me senté para que propusiese un brindis en mi nombre, en agradecimiento por su asistencia, y despidiéndose en nombre de ambos, ya que, por asuntos profesionales debíamos "abandonar la fiesta". Claro. Ahora se le llamaba así a querer echar un polvo rapidito en las puertas del ascensor.
Varias de las allí presentes no dejaban de mirarme con fastidio, como si en verdad les jodiese que fuese a casarme con él. Lagartas. Seguro que querían acostarse con Rustam, eran peores que las putas, ya que, una profesional almenos cobraría por su trabajo, ellas, ellas en cambio le harían de todo completamente gratis. Y si pudiesen librarse de mi serían tan felices. Las miré furtivamente. Miles de pensamientos y miles de maneras distintas de cómo matarlas pasaban por mi mente en ese momento, pero mi prometido me liberó de mi ensoñación y me vi obligada a ponerme en pie y huir de la fiesta. Sabía que, almenos resultaría productivo, pues, no me imaginaba algo mejor que estar con él a solas. Salimos de la enorme sala. El enorme bulto de su entrepierna dejaba claro que no era yo la única que en ese momento se sentía necesitada de afecto, y es que, era plenamente normal. Eramos pareja. Y no nos habíamos visto en meses. Habíamos echado un par de polvos antes de venir, pero, eso no resulta suficiente para el abastecimiento sexual de un vampiro. Sería sorprendente que, consiguiésemos salir de la habitación en menos de dos días. Desde luego podía imaginarme lo caros que resultarían los destrozos de la suite de cualquier hotel. Me sentía desenfrenada. Y en verdad quería liberarme de mi autocontrol y poder follar con él justo en ese momento. Era lo único que necesitaba y lo que realmente quería. Quería todo de él. Y todo no me parecía pedir mucho. No cuando ahora sabía y era plenamente consciente de que él me pertenecía. Al igual que yo a él. Entramos en el ascensor. Y en cuanto se puso en marcha Rustam me aprisionó contra la pared. Tenía sus manos sobre mis pechos, lo cual, hizo que en tan solo un instante mis pezones se pusieran turgentes y duros. Sentía la humedad fluir por entre mis piernas, y me estaba excitando de un modo salvaje. Mis labios y los suyos se mezclaron con furia, nuestras lenguas se encontraron con una actitud desmesurada y salvaje, haciendo de nuestros besos una mezcla completamente explosiva. Sonreí entre sus labios. Y cuando mis manos se dejaron guiar hasta sus irresistibles nalgas, rozándolas por encima de su pantalón, él se separó de mi. Fruncí el ceño e hice una mueca de disgusto. En verdad no quería separarme de él, pero era plenamente consciente de que en cuanto las puertas del ascensor se abriesen deberíamos aparentar serenidad. Entonces, en un acto desesperado y completamente inesperado, pulsé el botón de Stop. Haciendo que el ascensor se parase y que sólo se pudiese abrir o reanudar su marcha, desde dentro. Eso nos otorgaría unos minutos más de intimidad.
De nuevo, tras sonreír de manera provocativa, acurrucó su cuerpo contra el mío, acorralándome de nuevo contra una de las paredes estrechas del ascensor. Sentía su miembro latente y palpitante rozar mi sexo por debajo de nuestras prendas y casi podía decirse que enloquecería justo en ese mismo momento. Llevé mis manos audaces y sin nerviosismo al broche de su cinturón, lo quité y desabroché su pantalón con habilidosa rapidez, mientras liberaba su miembro duro de entre la tela de su bóxer. Lo rocé con mi mano y la moví a lo largo de su pene, tratando de masturbarlo un rato. Mientras él se dedicaba a subir mi vestido a quitármelo y dejarme completamente en ropa interior. Rasgo mis bragas. Lástima. Eso significaba comprar lencería nueva. Pero al caso no importaba. Moviendo todavía su miembro con mi mano dejé que él besase mi cuello y se abriese paso a mis senos, jugando con sus labios por encima del sujetador, librando finalmente mis cumbres de su cautiverio y deleitándose con el sabor de mis pezones, los cuales estaban hinchados y rosados por la intensidad de sus mordidas. Mis ojos se ennegrecieron, y mis colmillos se dejaron ver de pronto, el placer estaba a flor de piel, y mis instintos, mezclados con las ansias, estaban más salvajes que nunca. Abrí mis piernas sin dudar y atraje su miembro acercando la punta hasta mi sexo, rozando mi cavidad y fue justo entonces cuando él llevo las manos a mis muslos, me alzó, mis piernas rodearon sus caderas, y su pene entró con furia y salvajismo en mi interior, logrando obligarme a proferir un gemido que no pude ocultar. Rasgué su camisa, sin ser cuidadosa, los botones cayeron por todo el suelo, acaricié su pecho desnudo y besé sus hombros y su cuello, mis colmillos todavía asomando en mi boca suplicaban morderlo, probar de nuevo el sabor tan intenso de su sangre. Y decidí darme el gusto. ¿Porqué no hacerlo? Al fin y al cabo él era mío, igual que yo le pertenecía a él, el podía hacer conmigo y con mi cuerpo cuanto quisiera, yo jamás me negaría. Entonces sentí como mis dientes perforaban su piel y succionaban el agradable y cálido líquido carmesí, mientras mis uñas arañaban su espalda.